Andrea Echeverri, vocalista de los Aterciopelados, la banda de rock más exitosa en la historia del país, habló de la industria, de problemáticas sociales, del proyecto de Ley para regular los derechos de autor en interner, de nuestros músicos actuales, así como de su nuevo álbum como solista, ‘Dos’.
Por Juan Sebastián Morales/ @juansemo
Mientras Andrea Echeverri ejercía como ama de casa aprovechó los tiempos libres y grabó ‘Dos’, cd que lanzó a finales de 2010 y en cual se embarcó en una producción en solitario donde hizo los efectos de audio y hasta tocó las maracas. Alejándose de la vorágine del mundo del rock, este es un experimento casero que arrojó un sonido “low fi-femenino-dómestico-neo hippie-maternal”, como ella misma lo define, en donde se mezclan por ejemplo un par de canciones que Andrea escuchaba cuando era niña, así como la gran mayoría han sido compuestas por ella en la que se cuentan algunas dedicadas a su hija Milagros. Los coros son de su marido, su mamá y Milagros, quien además ilustró el cd con sus dibujos. Una de las artistas más maduras y exitosas del país se embarcó en un proyecto totalmente independiente.
¿Por qué se la jugó con ‘Dos’ en un proceso de elaboración tan artesanal e independiente? ¿Cómo fue ese proceso?
Andrea Echeverri: Pues después de casi 20 años en el mundo de la música me decidí a lanzarme a la producción y a grabarme yo misma, porque principalmente ese pedacito siempre lo había hecho Héctor junto a otros productores (por Buitrago, su compañero de fórmula en Aterciopelados). Ya hacía como un año y pico sentía la necesidad de aprender a sonar yo sola, porque desde que empecé yo he estado rodeada de músicos, generalmente músicos muy buenos, yo no soy música académica, canto y lo hago muy bien pero no soy como los súper guitarristas que me rodeaban. Quería sonar coherente, sola, quería sonar yo, acomodando la música a mis energías, capacidades, a mi estética a lo que soy.
Ahí empezó un proceso, aprendí a usar el Pro Tools (herramienta de edición de sonido), que es facilísimo y que realmente es increíble lo que con esto uno puede hacer. Montamos un estudio sencillísimo en mi casa y lo hicimos durante cinco años como un ejercicio familiar con mi marido y mi hija. Para final del año pasado me di cuenta que ya habían maquetas donde mi hija hablaba en media lengua, osea viejísimas, así que me contacté con Richard Blair (productor, creador de Sidesteper) y le mostré lo que tenía, le dije que tenía ganas de invitar varios músicos para terminarlo rápido. Él me dijo que no hiciera eso, que lo hiciera yo misma todo, porque si invitaba un resto de músicos terminaría sonando al resto pero si lo hacía yo sola sonaría como el mundo sonoro que tiene uno en la cabeza, dándole con el bajo, con la guitarra, con la maraca, toqué todo.
Eso es lo chévere de este disco, es lo emocionante y es que después de 20 años hacerlo así es como empezar de cero, se aprende otro oficio y divertirse, creo que lo tomé mucho por ese lado porque en Aterciopelados siempre hay un nivel de exigencia muy alto, entonces después de que usted grabó con yo no sé cuales productores y en yo no sé cuales estudios a veces se pone tensa la cosa, desde el principio la manera de abordar el proyecto fue otra, fue la de divertirse porque evidentemente si lo abordaba desde mi casa yo sola no iba a tener el dominio de toda la perilla del mundo.
Haciendo un trabajo tan intimo y en el cual la cuota de diversión es grande, alejándose de las súper exigencias de producción que muchas veces alejan a los artistas de la obra misma, ¿hacía a dónde apuntó con este cd? ¿A qué públicos y a qué objetivos?
Andrea Echeverri: Yo apunto a que guste, no es un disco infantil, ni un disco adulto, no, es un disco, que yo creo que le puede gustar a cualquiera. Apunto a venderlo y nosotros no somos de grandes ventas, nunca lo hemos sido, somos de nicho, pero llevo disquitos cada vez que tocamos y usted en cada concierto puede vender 30 disquitos y chévere, eso sirve.
La industria ha cambiado mucho desde esas épocas donde con Aterciopelados vendían cientos de miles de copias, ¿qué lectura hace de la industria actual que imprime nuevas necesidades y posibilidades a los artistas?
Andrea Echeverri: Pues hoy la industria está chévere, por la autogestión y la ‘auto todo’, pues entre más cosas sumercé asuma pues hay menos gastos por un lado y menos influencias y cosas. Sumercé es independiente en todo sentido, económica y artísticamente. Nadie le va a decir que vaya al gimnasio y aprenda inglés, y nadie le va a decir “a esta canción pongámosle un ritmito más tales”, no, sumercé está haciendo su cosa y nosotros llevamos 20 años haciendo nuestra cosa porque afortunadamente en el momento que nosotros empezamos y cuando arrancamos a tener nuestro éxito nadie nos entendía del todo.
Nosotros éramos de BMG y nos tocaba con un señor que se llamaba Don Rafa que no tenía ni idea de rock pero que veía que la cosa si funcionaba, entonces estuvimos muy afortunados porque nunca nadie nos dijo nada. Recuerdo que alguna vez me mencionó algo de mi ropa y yo me puse como un tigre y él no volvió a decir nada, entonces nunca nadie nos ha frenado.
Lo que si pasaba en esa época es que había unos presupuestos muy fuertes para hacer los discos, entonces con un cd como ‘Caribe Atómico’, que es un disco precioso y de los que más me ha gustado de lo que hemos hecho, me gusta más por ejemplo que ‘El Dorado’ que fue el que más vendió, no vendimos tanto entonces después vinieron las reuniones con la disquera a mirar resultados y a darse cuenta que no se estuvo a la altura de los gastos, ahí es cuando uno se da cuenta que hacer cosas con una inversión modesta es chévere porque no tiene que estar parado de las mechas porque no suena en la radio comercial sino que, ¿no sueno en la radio comercial y qué?, hay gente que me escucha, hay gente que va a nuestros conciertos, uno es súper feliz porque les gusta.
Somos artistas en una época de crisis planetaria y creemos Héctor y yo que debemos actuar en los temas que nos gustan, así que es chévere envolverse en eso, involucrarse en una campaña que sea ‘Ninguna Mata Mata’, o apoyar a los ríos, hacer una canción por los desplazados, otra por los falsos positivos, una canción para que no nos matemos por favor, entonces aprovechar la crisis en la que estamos y contribuir con mensajes que de verdad ayuden al cambio. Más allá que la música sea un negocio es una manera de comunicar y sumercé debe ser responsable con qué comunica, eso siempre lo hemos tenido claro, nosotros nunca hemos escogido si lo que vamos a cantar tiene que vender o no, sumercé escoge lo que tiene que ser dicho. Y si se vende poquito pues haré empanadas pero no cambiaré lo que tengo que decir, ni voy a ir al gimnasio, ni voy a tomar clases de inglés, eso sí lo he tenido claro desde que empecé, tal vez porque empecé tarde, a los 25 años, a veces cuando empiezan a los 15 son más amoldables. Cuando arranque ya había estudiado artes, había leído muchas cosas del feminismo, tenía clarito cómo nos tratan a las chicas en términos monetarios de negocio y toda esa cosa, que muchas veces se termina siendo una mercancía.
¿Qué artistas ve que compartan esa identidad por los ritmos autóctonos y letras de temas sociales? ¿Quedan artistas por ese corte o se ha perdido el mensaje?
Andrea Echeverri: Uy claro, quedan muchísimos artistas por ese camino, lo que no es así es lo masivo aunque hay que tener claro que a mí me encanta muchas cosas que andan masivas, como Bomba Estéreo o ChocQuibTown que son súper chéveres. Otro que me encanta es Pernett, esa canción de ‘Óptimo Positivo’ debería ser un himno que todo el mundo escuche cuando se levante, en mi casa es ídolo de las multitudes Pernett, nos fascina. Velandia me encanta (por la agrupación Velandia y la Tigra). Hay varios, hoy lo que pasa es que cada artista encuentra su camino. Nosotros por ejemplo lo hemos hecho defendiendo los derechos humanos, defendiendo lo ancestral, defendiendo a la mujer, como que tenemos la influencia de la canción protesta marcadita pero eso no quiere decir que los artistas que no tomen ese camino no son artistas que valgan la pena.
Estos días la comunidad estudiantil ha salido a protestar de manera pacífica en varias ocasiones, ¿usted que siempre ha estado tan inmersa en el tema social cómo lee la actitud de esta gente en una sociedad pasiva que rara vez manifiesta sus inconformidades?
Andrea Echeverri: A mí me parece bien que protesten, luego también es una boleta que muchos se aprovechen y el vandalismo ya no es tan chévere. Pero es que acá hay muchas cosas por las que protestar definitivamente… acá no se sabe cómo es que funcionan las cosas, de milagro funcionan, pues si porque uno ya está tan acostumbrado a eso tan oscuro y tan turbio, pero así no debería ser la cosa, son unas prioridades rarísimas las que se mueven acá. Además las personas que tienen el poder abusan, lo cual es muy triste, entonces cosas por las cuales protestar hay muchas. Desde mi música es que protesto.
Usted que ha sido la embajadora de esa palabra tan tradicional, ¿si se enteró de la intención del Instituto Geográfico Agustín Codazzi de prohibir el uso del tradicional “sumercé” entre sus empleados en Boyacá?
Andrea Echeverri: ¡Pero por favor me llamaron de una radio y todo! Pero era una ley re loca, prohibían el sumercé y los escotes y las mini faldas, dos cosas totalmente contrarias incluso, ni siquiera entiendo qué tiene que ver una cosa con la otra, pero está loco el que se inventó eso. Yo tengo problemas de autoridad, ¡que la gente prohíba me parece fatal! Sumercé puede por ejemplo explicar por qué no le parece tan chévere que vengan con mini falda y escote, de pronto tienen unas razones bien chéveres y unas chicas digan “si, de pronto no me lo pongo”, pero que ir a prohibirlo es como una cosa muy rara.
Mi papá era muy autoritario, creo que por eso soy así, a mi no me pueden decir que no a nada porque si lo hacen voy es ya y lo hago de una. Que sumercé explique las cosas con cariñito si vale, pero cómo va a prohibir el sumercé porque además es súper castizo, está súper bien dicho, español antiguo.
¿Qué opina sobre el proyecto de ley liderado por el Ministro Germán Vargas Lleras en el que se quiere legislar el uso de los contenidos que están en internet? ¿Cree que se censurará el contenido?
Andrea Echeverri: ¿Usted cree que serán capaces de lograrlo? ¡Eso es una labor imposible! Desde hace muchos años hay unos portales donde la gente baja de todo. Yo no entiendo bien eso, realmente no soy muy de internet, contesto mails porque es una herramienta que me toca utilizar en mi trabajo pero no me meto a buscar cosas, tengo la sensación que cuando uno tiene demasiado uno ya no sabe ni qué coger. A mí me gustan mucho los discos, los dibujos, las letras, pero me gustan poquitos porque cuando me gustan los repito mucho y me aprendo la canción y la leo, entonces yo no entiendo alguien que tenga un iPod porque dicen que le caben yo no sé cuantos miles de canciones, entonces yo digo “¿y pa’ qué? “.
De pronto es chévere que uno escuche y ve súper chévere un disco y va a comprarlo pero tampoco me parece algo tan chévere coger el trabajo de todo el mundo de gratis, ni si quiera me parece tan chévere tener tantas cosas porque ya ni si quiera se valora porque no le ponen cuidado ni se la aprenden, si tienen para oír 10.000 canciones eso es mejor dicho hágale y hágale rápido y pase canciones sin sentido. Pero la gente sólo baja la canción ni siquiera los discos, y además la canción que está de moda solamente, y si algo está de moda además a mi me jarta. Ya la gente no coge el disco, ni ve la caratula, ya se ha perdido lo artesanal del tema. Eso es resultado de esta sociedad de consumo tan loca, pero también me gusta ese concepto de que las canciones sean gratis. Osea, en conclusión, no tengo ni idea.
Publicado originalmente en Revista Gerente.